Los vinos al límite: así nacen en los paisajes más extremos de Argentina”

Los vinos que nacen en paisajes extremos: altura, desierto y suelos volcánicos

Argentina es un país de contrastes geográficos —desde valles andinos en altitud hasta desiertos salinos y suelos volcánicos— donde algunas de las producciones más fascinantes emergen en condiciones extremas. ¿Por qué estos terroirs provocan vinos tan especiales? Acá te cuento:

1. La viticultura de altura como sello identitario

Gran parte de los viñedos argentinos (como en Valle de Uco) se asientan entre 1.000 y 1.900 metros sobre el nivel del mar, lo que favorece diferencia térmica, exposición solar clara y maduraciones lentas 
Estas condiciones aumentan la acidez, concentración aromática y firmeza tánica, generando vinos con identidad, frescura y estructura 

2. Valles del noroeste: vinos que desafían lo imaginable

Regiones como los Valles Calchaquíes y la Quebrada de Humahuaca están entre los terroirs vitivinícolas más extremos: altitudes entre 1.700 y 3.500 msnm, desiertos implacables, sol aterrador y suelos pobres 
En lugares como estos, vinos como los de Bodega Colomé, Cielo Arriba o Tukma capturan la esencia de lo inhóspito: intensidad, mineralidad, narrativa y fuerza pura 

3. Viticultura heroica que trasciende lo climático

Cultivar en altura es una forma de arte y resistencia —exposición solar extrema, suelos rocosos y drenantes, heladas frecuentes y vendimias complicadas— pero el resultado es un vino más concentrado, de pieles más gruesas y sabores profundos 

4. Alta exposición solar, cueces su carácter

A 2.000 msnm, los viñedos reciben un 30 % más de radiación solar que a nivel del mar. Las plantas responden con defensas naturales: pieles más gruesas, más color, mayor concentración y estructura tánica 

¿Por qué nos apasiona este tema en Wine Concept?